City Tour

 Han pasado casi dos años y medio desde el día en que recibí la llamada, esa llamada que no pensé llegaría tan pronto ya que por lo general esas oportunidades se daban pasados los 5 o 6 años y a veces nunca.

Recuerdo que era un viernes en el cual estaba preparando mi mochila para nuevamente - así como todos los viernes- partir a Trujillo, estaba la hora ya avanzada y en medio de novedades de traslados y rotaciones dentro de los cuales yo no tenía nada que ver. Problemas en los cuales yo no tenía nada de participación y a pesar de que tenía ganas de moverme a un lugar mas cercano, no esperé que algunos iban a señalarme como el culpable.

Fui el último al que llamaron - en realidad fui al único que llamaron-, el jefe que en ese momento estaba haciendo movidas no se por qué ni a pedido de quien pero me llamó y muy amablemente me consultó: "¿Chiclayo o Chimbote?" a lo cual respondí obviamente Chimbote ya que pensé en ese momento que se me haría mas cómodo para todos y en especial para mi pequeña familia a la cual había descuidado los últimos 5 años.

Al final se dio, demoró unos días mas en los cuales la incertidumbre y el caos que genero los cambios en ese diciembre de 2021 hicieron que en mi cabeza piense que nunca pasaría y que formalmente nunca se daría.

Me tomo unos días mas asimilar la idea y entre llamadas de felicidad y planes, finalmente se dio.

Fue a fines del año 2021 en que me tuve que mudar de la comodidad de Trujillo a lo que hasta ese momento era casi desconocido ya que había ido en varias - muchas- ocasiones a Chimbote pero solo como visita sin conocer a fondo la ciudad. Esta mudanza se dio después de navidad y se sentía un aire de tranquilidad y el estrés de la mudanza a medias porque igual teníamos que tener nuestra casa equipada con todo para cuando regresemos a Trujillo los fines de semana.

Días van, días vienen y el cambio fue no del todo cómodo, llegue a vivir - a pedido, casi suplica de mi esposa- a su casa, había mucho espacio pero las costumbres eran distintas, los cuidados de la casa en general era un descuido y pues en el ambiente donde estábamos teníamos que ir arreglando poco a poco.

Todo tiene su lado bueno y lado malo, el lado bueno es que teníamos el apoyo incondicional de su familia pero el lado malo era que tanto nos iba a tomar acostumbrarnos a esa nueva vida.

Todo se dio muy bien, nos acostumbramos -luego de ciertos problemas- y tratamos de vivir en armonía con nuestras costumbres sin dejar las suyas.

Dentro de todo lo bueno que pudo pasar, es que teníamos oportunidad de hacer lo que no habíamos hecho en casi toda la relación hasta ese momento, salidas nocturnas y como yo no tenía amistades en Chimbote, pues tenia que acoplarme a las de ella y aunque muchos me caen exageradamente mal, con otros congeniábamos lo normal y con algunos creo yo, congeniamos muy bien.

No recuerdo cuando fue ni por que fue, no recuerdo donde fue y con quien mas fue, pero solo se que fue y a pesar que en un primer momento no parecía nada, resultó ser todo lo contrario.

Vivir, pensar y decidir bien o mal, no tiene nada de raro o contradictorio ya que es lo que es.

Creer en que podemos ser y no serlo también puede ser contradictorio pero entre el estar o no estar, la realidad siempre dirá que no.





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